Tras vencer a los helvecios, César avanzó con seis legiones hasta el pueblo de Vesoncio (hoy Besanzón) donde preparó a sus fuerzas para la batalla. Ariovisto, enterado de la capacidad militar romana, ordenó a sus guerreros lanzarse al ataque a modo de impedir el uso de los pila romanos.
Al empezar la batalla, los considerados por Roma germanos se formaron delante de sus carromatos donde estaban sus familias, lo que les impedía la retirada.
Tras el choque inicial, éstos aguantaron el empuje romano hasta que la reserva al mando de Publio Craso atacó y los hizo retroceder hasta atraparlos contra sus carromatos, por lo que fueron masacrados.
Ariovisto
Ariovisto fue un líder de los suevos y otros pueblos germánicos aliados en el segundo cuarto del siglo I a. C. Él y sus seguidores intervinieron en una guerra en la Galia, ayudando a los arvernos y los sécuanos a derrotar a sus rivales los heduos, y se asentaron en gran número en el territorio galo conquistado en la región de Alsacia, pero fueron derrotados en la batalla de los Vosgos y expulsados al otro lado del Río en el año 58 a. C. por Julio César.
Antes de la Batalla
Ariovisto escapó cruzando el Rin de vuelta a Germania, donde posiblemente murió por sus heridas.
Tras la victoriosa campaña, varios aristócratas galos de casi todas las tribus acudieron a felicitar a César por su victoria. Reunidos en un consejo galo para discutir ciertas cuestiones, invitaron a César a acudir.
En esta reunión los delegados se quejaron de que, debido a las luchas entre los heduos y los arvernos, estos últimos habían contratado a un gran número de mercenarios germánicos. Los mercenarios, liderados por Ariovisto, rey de los suevos, habían traicionado a los arvernos y tomado como rehenes a varios de los hijos de los aristócratas galos. Además, habían ganado distintas batallas y recibido muchos refuerzos, con lo que la situación estaba descontrolándose.
Negociaciones
Entonces, César mandó emisarios a Ariovisto, proponiéndole una reunión, para discutir el asunto, pero Ariovisto se negó, diciendo que no confiaba en César, y era muy costoso trasladar a su ejército al sur. César le respondió diciéndole que entonces él pasaría a ser su enemigo, debido a los agravios que le había provocado a los aliados de Roma, y haberse negado a entrevistarse con sus aliados, cuya alianza tanto él había pedido.
César se enteró de que Ariovisto amenazaba con tomar Vesontio, la principal ciudad de los secuanos, que además era una plaza fortificada fácil de defender, por lo que César marchó con sus legiones e impidió que fuera tomada. En Vesontio, los soldados de César comenzaron a temer a los germanos, a excepción de la décima, legión en la que César confiaba, pero este temor se esfumó cuando Ariovisto le pidió a César una entrevista con la condición de que ambos bandos llevaran únicamente jinetes, de manera que fuera difícil tender una emboscada.
Al llegar el día señalado, César y Ariovisto se entrevistaron, pero la reunión fue inútil, ya que la caballería de Ariovisto atacó a la romana en medio de la entrevista, por lo que César se retiró, y ordenó a sus caballeros que no atacaran para que después no circulase el rumor de que él había comenzado con la batalla. Unos días después, Ariovisto pidió a César que mandara emisarios para seguir negociando, pero, a la llegada del emisario romano, fue arrestado por Ariovisto.
La Batalla de Vosgos
Tras el fracaso de las negociaciones, César ubicó sus legiones en dos campamentos, uno de los cuales fue atacado sin éxito por la caballería de Ariovisto, mientras se construíany se instalaban las tropas. César preguntó a los prisioneros por qué Ariovisto no atacaba el campamento central con todo su ejército, y estos respondieron que era porque su religión no les permitía entablar combate antes de la luna llena.
Aprovechando la desventaja psicológica de los germanos, César marchó con sus legiones hacia el campamento enemigo, consiguiendo su flanco izquierdo imponerse con celeridad, el flanco derecho en cambio hubo de ser reforzado para poder alzarse con la victoria. Cuando supieron el resultado de la batalla al otro lado del Rin, los suevos desistieron de cruzar el río y seguir conquistando la Galia.