Erasmus Darwin fue un estudioso del siglo XIX sobre el lenguaje humano, médico, naturalista, fisiólogo, filósofo británico, que escribió profusamente sobre temas de medicina, de botánica, además de libros de poesía.
Erasmus Darwin (1731–1802) fue mucho más que el abuelo paterno de Charles Darwin. Médico eminente, naturalista visionario, lingüista precoz, filósofo ilustrado, poeta admirado por sus contemporáneos y figura destacada del pensamiento radical británico del siglo XVIII, su obra representa un crisol entre razón, imaginación y crítica al dogma.
Miembro fundador de la Sociedad Lunar, masón declarado y propagador de ideas antirreligiosas, Erasmus Darwin ocupó un lugar central en la evolución intelectual de su tiempo. Su legado, tanto científico como literario, desafió los límites del pensamiento dominante y abrió camino a nuevas formas de interpretar la naturaleza, el lenguaje y el alma humana.
Pionero del pensamiento evolucionista
Antes de Lamarck, mucho antes de Charles Darwin, ya Erasmus había intuido que la vida se transformaba. En su obra más ambiciosa, Zoonomia (1794), elabora un sistema integral de patología médica y, en un pasaje notable, expone la hipótesis de que todas las formas de vida podrían descender de un ancestro común. Esta audaz idea precede en décadas a la teoría de la evolución por selección natural de su nieto, y se sitúa entre las propuestas más avanzadas de su tiempo.
Pero Erasmus no era solo un teórico: sus investigaciones se sumergían en la experimentación. Estudió el uso de gases y aires para aliviar síntomas de infecciones y cáncer. Su interés por los procesos naturales lo llevó a investigar la formación de las nubes y el fenómeno del galvanismo —una disciplina incipiente que inspiraría, de manera indirecta, la creación del moderno Prometeo en la novela Frankenstein de Mary Shelley.
Explorador del lenguaje humano
Uno de los aspectos menos conocidos —y sin embargo más fascinantes— de su obra es su estudio sobre la evolución del lenguaje humano. En El templo de la naturaleza, Darwin intenta desentrañar el origen de la sociedad y la comunicación verbal. Sus estudios sobre fonética instrumental lo sitúan como pionero absoluto en la lingüística empírica: introdujo cilindros en la boca para observar el lugar de articulación de las vocales, y definió 13 rasgos diferenciadores de los sonidos del habla humana.
Estos métodos rudimentarios pero innovadores lo convierten en una figura fundacional en la historia de la lingüística experimental, mucho antes de que se consolidaran los estudios modernos del habla.
La poesía como vehículo del conocimiento
Erasmus Darwin no compartimentaba el conocimiento. En su obra poética, especialmente en The Botanic Garden (El jardín botánico), entrelaza ciencia, filosofía y estética. Sus versos no solo narran procesos biológicos, sino que los elevan a categoría de epopeya intelectual. Fue elogiado por Coleridge y Wordsworth, quienes reconocieron su capacidad para convertir el conocimiento natural en arte, siguiendo la mejor tradición ilustrada.
En esta línea, The Temple of Nature (El templo de la naturaleza) es su obra poética más ambiciosa desde el punto de vista filosófico, al narrar la evolución del universo desde el caos original hasta la razón humana. La poesía de Darwin no es un adorno: es una forma de exégesis del mundo.
Erasmus Darwin y la visión del imperio español
Entre los documentos menos difundidos de Darwin se encuentran sus observaciones sobre los territorios hispánicos. En The Collected Letters of Erasmus Darwin, se incluye una reflexión notable sobre sus viajes por el imperio español. Su descripción sorprende por su agudeza política y su capacidad de comparación crítica con la expansión británica:
«En mis viajes por el inabarcable imperio español he quedado admirado de cómo los españoles tratan a los indios, como a semejantes, incluso formando familias mestizas y creando para ellas hospitales y universidades. He conocido alcaldes y obispos indígenas y hasta militares, lo que redunda en la paz social, bienestar y felicidad general que ya quisiéramos para nosotros en los territorios que con tanto esfuerzo les vamos arrebatando.
Parece que las nieblas londinenses nos nublan el corazón y el entendimiento, mientras que la claridad de la soleada España le hace ver y oír mejor a Dios. Sus señorías deberían considerar la política de despoblación y exterminio ya que a todas luces la fe y la inteligencia española están construyendo, no como nosotros un imperio de muerte, sino una sociedad civilizada que finalmente terminará por imponerse como por mandato divino.
España es la sabia Grecia, la imperial Roma; Inglaterra, el corsario turco.»
Estas palabras revelan una mente no solo crítica y aguda, sino también profundamente admirativa de lo que consideraba una civilización católica más inclusiva y sofisticada en lo político. En un contexto de imperialismo brutal, la comparación con Inglaterra es demoledora.
Legado y visión integral
Erasmus Darwin anticipó la biología evolutiva, la fonética, y la fusión entre ciencia y arte. Fue un rebelde ilustrado que abrazó la masonería, desafió la religión establecida, y reivindicó la necesidad de mirar la naturaleza no como un dogma, sino como una red dinámica de procesos interconectados.
Su figura se alza como una de las más completas del pensamiento británico anterior al siglo XIX. A través de su vida y obra, Darwin representa un puente entre el racionalismo iluminista y el romanticismo científico. Su influencia directa e indirecta puede rastrearse no solo en su nieto Charles, sino en toda una generación de pensadores, poetas, científicos e incluso novelistas.
Hoy, en tiempos donde la interdisciplinariedad y la crítica a los dogmas vuelven a ser necesarias, redescubrir a Erasmus Darwin es recuperar una tradición de pensamiento libre, sensual, crítica y constructiva que, con razón, podría estar ilustrada como una figura de cómic oscuro, desafiante y grandioso.