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La Jornada de Túnez, la venganza del emperador Carlos I

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LA GRAN VICTORIA FUE CELEBRADA EN VENECIA CON CARNAVALES, EN MALTA CON FUEGOS ARTIFICIALES Y EN PALMA DE MALLORCA CON UNA RECREACIÓN DE LA CAÍDA DEL PIRATA.

LA MAYOR PARTE DE LA FLOTA, DONDE SE ENCONTRABA EL MISMÍSIMO EMPERADOR CARLOS I, ZARPÓ DE BARCELONA EL 30 DE MAYO DE 1535, ARRIBANDO A MAHÓN, EN MENORCA, EL 3 DE JUNIO. ESTE CONTINGENTE FUE SEGUIDO POR OTRA QUE PARTIÓ DE GÉNOVA, Y RECORRIÓ LA COSTA DE ITALIA HACIA EL SUR RECOGIENDO LOS NAVÍOS DEL PAPA EN CIVITAVECCHIA Y TAMBIÉN LAS DE NÁPOLES, DONDE EL VIRREY PEDRO ÁLVAREZ DE TOLEDO, MARQUÉS DE VILLAFRANCA, Y LOS PRÍNCIPES DE SALERNO Y BISIGNANO, ESPINETO, GARRUFA Y HERNANDO DE ALARCÓN TENÍAN PREPARADAS SENDAS GALERAS ARMADAS A SU COSTA, Y OTRAS SIETE, A COSTA DE TODO EL REINO. DÍAS DESPUÉS LA FLOTA SE REUNIÓ EN PALERMO, EN LA COSTA DE SICILIA, Y SE ENCONTRARON CON LA FLOTA QUE VENÍA DE BARCELONA EN CAGLIARI, EN EL SUR DE CERDEÑA, DONDE CARLOS I PASÓ REVISTA, CONTANDO 74 GALERAS Y FUSTAS, 300 NAVES DE VELA, 25 000 INFANTES Y 2000 JINETES. EL 14 DE JUNIO LA EXPEDICIÓN PARTIÓ DE CERDEÑA.LA QUE EN BUENA HORA LLAMADA JORNADA DE TÚNEZ, AL MANDO DEL EMPERADOR CARLOS V A TÚNEZ POR GONZALO DE ILLESCAS, Y A LA EXPEDICIÓN EFECTUADA POR EL REY CARLOS I DE ESPAÑA EN JUNIO DE 1535 QUE RECUPERÓ PARA EL IMPERIO LA PLAZA DE TÚNEZ, QUE HABÍA SIDO TOMADA POR EL PIRATA OTOMANO BARBARROJA EN AGOSTO DE 1534.

LA ARMADA Y EL ATAQUE

El 14 de junio recaló entre Bizerta y las ruinas de Cartago, habiendo apresado antes dos naves francesas que habían avisado a Barbarroja del ataque y el ejército desembarcó y puso sitio a la fortaleza de La Goleta, que es la llave a Túnez, pues guarda el puerto de esta ciudad, que cayó a los 28 días de combates, el 14 de julio de 1535. En la fortaleza se encontraban casi 300 cañones procedentes muchos de Francia y en el puerto unas cuarenta galeras y otras naves de diverso calado. En esta acción se destacaron los capitanes Hernando de Vargas y Alonso Carrillo.

Una vez tomada La Goleta, el ejército se dirigió a Túnez, en vanguardia los tercios, recién creados en la ordenanza de 1534 y formados por veteranos de las guerras de Italia y Pavía, y en retaguardia diez mil infantes al mando del duque de Alba. La marcha fue dura debido al calor y por los continuos ataques de las tropas de Barbarroja, que fueron siempre desbaratadas. El 21 de julio de 1535, cayó Túnez, habiéndose sublevado antes de su caída los cautivos de la Alcazaba, unos 5000 cristianos que cooperaron con las tropas imperiales. Carlos I entró en la ciudad a la cabeza de los tercios, mientras Barbarroja debió huir.Carlos I deseó continuar la operación y dirigirse a Argel, pero dado lo avanzado de la estación y el peligro de malos tiempos, no encontró unanimidad entre sus aliados, y el 17 de agosto las diferentes armadas se dispersaron. Carlos I hizo su entrada triunfal en Nápoles. Entre tanto y en La Goleta quedaron cuatro compañías de infantería y en la ciudad cercana de Bona otras cuatro compañías de infantería al mando de Bernardino de Mendoza. El Bey Muley Hasan fue puesto de nuevo en el trono de Túnez. Durante el invierno de 1534-1535 Carlos I comenzó a preparar la expedición marítima a Túnez. Requisó hombres y barcos de todo el Imperio español: de Amberes zarparon transportes con protestantes con grilletes destinados a remar en las galeras, de Alemania, España e Italia marcharon tropas hasta los puntos de recogida costeros. Andrea Doria reunió su flota de galeras en Barcelona, Álvaro de Bazán el Viejo —Almirante de Castilla— zarpó desde Málaga. Asimismo los Caballeros de San Juan zarparon desde Malta con su gran carraca, la “Santa Ana”, los portugueses enviaron 23 carabelas y una carraca y el papa financió el reclutamiento de un destacamento. El coste de la flota española fue de 1 millón de ducados, que se financiaron gracias al oro que Francisco Pizarro consiguió del rescate del inca Atahualpa. Los galeones españoles de América aportaron a Carlos para “la causa sagrada de la guerra contra el Turco, Lutero y otros enemigos de la fe” una cantidad en oro cuyo valor ascendió a 1 200 000 ducados.En las ciudades de Génova y Barcelona los barcos se cargaron de galletas, agua, pólvora, caballos, cañones y arcabuces. Carlos I se había hecho construir un cuatrirreme, que era una galera de gran tamaño propulsada por cuatro hombres en cada remo, con una carroza ricamente decorada, un dosel hecho de terciopelo rojo y dorado y banderas heráldicas ondeando en los mástiles. En Génova, organizado por Alfonso de Ávalos —II marqués de Vasto—, por orden de Carlos I, embarcaron tropas españolas, italianas y también 8000 alemanes traídos por Maximiliano Eberstein.Fuerzas del Imperio Español:La armada del Mediterráneo, con quince galeras, al mando de Álvaro de Bazán el Viejo. Seis galeras napolitanas al mando de García Álvarez de Toledo y Osorio. Cuarenta y dos naos de la escuadra del Cantábrico. Sesenta urcas de la escuadra de Flandes.

Ciento cincuenta velas de la escuadra de Málaga, con 10000 soldados. Entre ellas 80 naos gruesas y una nao capitana, de seis gavias, y que servía de hospital.Fuerzas Aliadas:El Reino de Portugal, con el gran galeón “Botafogo” y veinte carabelas, al mando del Infante Luis de Avis, hermano de la emperatriz. Los Estados Pontificios con doce galeras, cuatro de ellas de la Orden de Malta, bajo el mando de Virginio Ursino. La República de Génova con diecinueve galeras al mando de Andrea Doria, entre ellas la galera real, con 26 bancos de cuatro remeros cada uno.¿De donde vino el ataque? portada_aqueronA finales de 1534 el Mediterráneo Occidental estaba amenazado por la flota del almirante otomano Barbarroja. El precio de los seguros marítimos se disparó, las ciudades costeras actualizaron sus defensas y pueblos enteros fueron abandonados. Se construyeron nuevas cadenas para bloquear la entrada a los puertos y más torres de vigilancia. El sur de Italia, bajo la corona española, ya había sufrido un ataque otomano y hasta Venecia empezó a sentirse amenazada y comenzó a fabricar nuevos barcos. Sin embargo, Venecia no se uniría al ataque debido a que temía romper una paz que tenía con el sultán otomano Solimán el Magnífico firmada treinta años antes con el sultán Beyazid II.Barbarroja se apoderó de Túnez en 1534, deponiendo a Bey háfsida Muley Hassan, vasallo de España. El rey Carlos I de España convocó cortes en Madrid, para solicitar subsidios para recuperar Túnez, y, al mismo tiempo, pidió ayuda a otros príncipes. Se reunieron para la operación las escuadras del Cantábrico y de los Países Bajos de los Habsburgo. Durante un año, escuadras españolas y portuguesas se fueron concentrando en Barcelona y la campaña fue contando con el apoyo de numerosos nobles españoles, como Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel —III duque de Alba de Tormes—, el duque de Nájera, Antonio Alonso Pimentel y Herrera de Velasco —III duque de Benavente, el marqués de Aguilar, el conde de Niebla, Luis de Ávila, Fadrique de Toledo, comendador mayor de Alcántara, y Fadrique de Acuña.

¿QUIEN ERA BARBARROJA?

Se llamaba Jeireddín Barbarroja y aunque turco, nació en Lesbos, en el año 1475 y murió en Estambul, en 1546) fue un almirante otomano, así como un corsario turco que sirvió bajo las órdenes del sultán otomano Suleimán I. Apodado Barbarroja, concretamente el nombre de Barbarossa se lo otorgaron los italianos por su barba roja— , así como Barbaros Hayrettin Pasha por los turcos, su verdadero nombre en turco era Hizir bin Yakup. Jeireddín fue uno de los más importantes corsarios del siglo XVI, y junto con su predecesor y hermano Aruj fundó una organización pirata que llevó a los magrebíes (llamados entonces berberiscos por proceder de Berbería, lo que no quiere decir que fueran bereberes) —bajo los auspicios del Imperio otomano— a alcanzar gran poder sobre el comercio del Mediterráneo. Muy pronto demostró una capacidad tal, que llegó a suceder merecidamente a su hermano, e incluso logró superar ampliamente las hazañas de éste, convirtiéndose en una verdadera pesadilla para el Imperio español de la época y buena parte de la Europa cristiana.

 

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