Este enorme lío que hoy llamamos izquierda y derecha, parece tener su origen en una curiosa anécdota en la Francia del siglo XVIII.
Aunque las formaciones políticas actuales siguen tratando de colar conceptos antiguos como la izquierda y la derecha; la realidad es que las posturas antagónicas actuales ya no son equivalentes a estos conceptos. Hoy en día podríamos hablar de tendencias globalistas y soberanistas o nacionalistas, aunque ese es otro tema y no entra en el objetivo a tratar.
La mecánica de una asamblea francesa del siglo XVIII estaba ideada para facilitar el recuento, dado que lo miembros del parlamento votaban a mano alzada, según parece las distintas tendencias se repartieron el espacio de la Asamblea. Hay quien dice que fue para facilitar el diálogo entre los partidarios de una y otra opción. El caso es que a la derecha del presidente se colocaron los que estaban a favor del veto real, a la izquierda los que estaban en contra y en el centro los indecisos. Después de este reparto, los franceses de la época no bautizaron las distintas tendencias como izquierda o derecha, sino como «la montaña que era la izquierda, la llanura qu era la derecha y la llamada marisma que se trataba de los indecisos que ocuparon el centro de la sala.
Fue según la leyenda, durante la sesión del 28 de agosto del año 1789, es decir, ya constituido el tercer estado como Asamblea Nacional cuando y como metáfora podemos asemejar a la Cámara de los Comunes, en la que el partido en el poder se sienta siempre a la derecha, dejando la izquierda para la oposición, los partidarios del veto real absoluto se pusieron a la derecha y los que se atenían a un veto suavizado, o nulo, a la izquierda.
Esta organización asamblearia constituida para el 15 de septiembre de 1789 se mantuvo desde entonces.
Por contra, un segundo grupo sitúa el nacimiento de la izquierda y la derecha el 11 de septiembre de 1789, solo dos semanas después. Aunque las fechas bailan, sí hay consenso en torno a la circunstancia que provocó este reparto del espacio en la Asamblea Nacional.
Al parecer sucedió en Versalles. Los políticos estaban debatiendo sobre el derecho a veto del Rey en las decisiones que tomase la Asamblea y surgieron tres grupos. Uno que estaba a favor que el monarca pudiera tumbar las decisiones de la Asamblea. Otro que estaba en contra y que contemplaba la opción del veto suspendido, que impedía al Rey derogar las decisiones de la Asamblea durante una o más legislaturas. Y, por último, un grupo de indecisos.
Las atribuciones por tendencia podían resumirse de la siguiente forma; pues en la izquierda del presidente se sentaron los partidarios de una nueva constitución. Entre ellos estaba, desde el primer día, Robespierre. Estos eran partidarios del veto nulo o suspendido, es decir, de impedir que el Rey pudiera tumbar las decisiones de la Asamblea.
Más hacia el centro de la Asamblea se situaron los indecisos (o moderados, según otras publicaciones). Estos no tenían una postura definida en torno al papel del Rey y por último en en el flanco derecho, se situaba el presidente y los defensores del poder real. Estaban a favor de que el monarca pudiera vetar las decisiones de la Asamblea Nacional. Este grupo lo formaron absolutistas convencidos, gente de la Nobleza y el clero principalmente.
¿Y tú qué crees? ¿Piensas que estos conceptos siguen vigentes? o por el contrario ¿La tendencia de Globalismo y nacionalismo es la nueva norma imperante?