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El extraordinario Mecanismo de Anticitera

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Todos los fragmentos recuperados del mecanismo de Anticitera se custodian en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas; Aunque se desconoce cómo llegó el mecanismo al barco, pero se ha propuesto que se planeaba llevar el instrumento a Roma con el resto del botín para la celebración del triunfo de Julio César; El mecanismo de Anticitera es una computadora analógica antigua diseñada para predecir posiciones astronómicas y los eclipses de hasta diecinueve años con propósitos astrológicos y calendáricos, y predecir también la fecha exacta de seis certámenes griegos antiguos: los Juegos de Olimpia, los Juegos Píticos, los Juegos Ístmicos, los Juegos Nemeos, los Juegos de Dodona y los de la isla de Rodas.

El mecanismo de Anticitera fue descubierto a 45 metros bajo el agua cerca de Glyfadia, en la isla griega de Anticitera. Los restos del antiguo naufragio se encontraron en abril de 1900 por parte de un grupo de buzos recolectores de esponjas; estos recuperaron numerosos artefactos, incluyendo estatuas de bronce y mármol, alfarería, vidriería, joyería, monedas y el mecanismo. Los hallazgos fueron enviados al Museo Arqueológico Nacional de Atenas para su análisis y almacenamiento. El mecanismo pasó inadvertido durante dos años como un bulto de bronce corroído y madera hasta que el equipo del museo empezó a unir las piezas más obvias del mecanismo.

Aparentemente, el mecanismo original abandonó el Mediterráneo como una sola pieza incrustada; poco después se fracturó en tres piezas principales. Diversas piezas pequeñas del interior se han roto mientras se manipulaba o limpiaba el mecanismo y otras fueron encontradas en el suelo marino por la expedición de Cousteau. Existe la posibilidad de que haya más fragmentos almacenados desde el descubrimiento del mecanismo y aún no se hayan descubierto; el Fragmento F salió a la luz de esa manera en el año 2005. De los 82 fragmentos, 7 son mecánicamente significativos y contienen la mayoría de las inscripciones del mecanismo; existen otros 16 fragmentos que contienen inscripciones parciales e incompletas

El 17 de mayo de 1902, cuando el arqueólogo Valerios Stais examinaba los restos se dio cuenta de que una de las piezas de roca tenía un engranaje incrustado. Stais, inicialmente, creyó que se trataba de un reloj astronómico pero la mayoría del equipo creía que el instrumento era tecnológicamente muy avanzado y muy complejo como para haber sido construido en la misma época que el resto de las piezas encontradas. Las investigaciones fueron abandonadas hasta que el instrumento captó la atención de Derek John de Solla Price en 1951. En 1971, Price y un físico nuclear llamado Charalampos Karakalos analizaron los 82 fragmentos con rayos X y rayos gamma. Price publicó un extensivo ensayo de 70 páginas sobre los resultados en 1974.

Se debía encontrar alojado en una caja de madera con dimensiones 340 mm x 180 mm x 90 mm; el dispositivo es un complejo mecanismo de relojería compuesto de al menos 30 engranajes de bronce. Los restos fueron encontrados como 82 fragmentos separados de los cuales solo siete contenían inscripciones importantes o engranajes. El engranaje más grande (claramente visible en el Fragmento A a la derecha) mide aproximadamente 140 mm de diámetro y originalmente contaba con 223 dientes.

El artefacto fue recuperado entre 1900 y 1901 de un antiguo naufragio cercano a la isla griega de Anticitera. Supuestamente construido por científicos griegos, el instrumento data de entre los años 150 a. C. y 100 a. C., o, según una observación reciente, el año 200 a. C.

Después de que el conocimiento de esta tecnología se perdió en algún momento en la antigüedad, artefactos tecnológicos que se acercaran a la complejidad y habilidad de construcción de este instrumento no aparecieron nuevamente hasta que se inició el desarrollo de relojes astronómicos en Europa hacia el siglo XIV.

Un descubrimiento afortunado

Aunque generalmente es referido como la primera computadora analógica, la calidad y complejidad de la manufactura del mecanismo sugieren que este tiene predecesores aún no descubiertos hechos en el periodo helenístico. Su construcción está basada en teorías de la astronomía y matemáticas desarrolladas por astrónomos griegos y se estima que se construyó a principios del segundo siglo a. C.

En 1974, el historiador de la ciencia británico y profesor de la Universidad Yale Derek John de Solla Price concluyó, gracias a ajustes de los engranajes y a inscripciones en las caras del mecanismo, que el instrumento fue hecho alrededor del año 87 a. C. y perdido pocos años después. Jacques Cousteau y sus asociados visitaron el naufragio en 1976 y recuperaron monedas que dataron entre los años 76 y 67 a. C. A pesar de que el avanzado estado de corrosión ha vuelto imposible la realización de un análisis de su composición, se cree que el dispositivo está hecho de una aleación de cobre y estaño (aproximadamente 95 % cobre y 5 % estaño). Las instrucciones de uso están escritas en koiné con rasgos dialectales corintios y la creencia que se impone entre los profesionales es la de que el mecanismo fue creado en el mundo de habla griega.

Los resultados arrojados por el Proyecto de Investigación del Mecanismo de Anticitera sugieren que el concepto del mecanismo se originó en las colonias de Corinto, ya que el dialecto de las inscripciones así lo determina. Más en concreto, Siracusa era una muy próspera antigua colonia de Corinto y el hogar del gran ingeniero Arquímedes, lo que podría implicar una conexión con la escuela de Arquímedes. Otra teoría sugiere que las monedas encontradas por Jacques Cousteau en la década de los 70 en el naufragio se remontan a la época en que se construyó el mecanismo y su origen es la ciudad griega de Pérgamo, hogar de la famosa Biblioteca de Pérgamo. Gracias a la cantidad de manuscritos sobre ciencia y arte, es la segunda biblioteca más importante, después de la Biblioteca de Alejandría, del periodo helenístico.

El navío que transportaba el mecanismo también llevaba vasijas con un estilo proveniente de Rodas; esto lleva a la creencia de que el mecanismo fue construido en una academia fundada por el estoico filósofo Posidonio en esa isla griega. Rodas era un puerto comercial con mucho tráfico y también era un centro de ingeniería astronómica y mecánica, hogar de Hiparco de Nicea, quien estuvo activo desde el año 140 a. C. hasta el año 120 a. C. El hecho de que el mecanismo recurra a la teoría de Hiparco sobre el movimiento de la Luna indica que él pudo haberlo diseñado o contribuido en su construcción.

Michael Edmunds, profesor de la Universidad de Cardiff, dirigió un estudio sobre el mecanismo en el año 2006; describió el instrumento como “simplemente extraordinario, único de su especie” y mencionó que su astronomía era “exactamente correcta”. Evaluó el mecanismo como “más valioso que la Mona Lisa”.

En el año 2014, un estudio conducido por Carman y Evans argumentaba que el origen del mecanismo era en realidad el año 200 a. C. Según Carman y Evans, el estilo de predicción aritmética babilónico encaja mejor con el modelo predictivo del mecanismo que el estilo trigonométrico tradicional griego.

A mediados de 2014, una expedición de buceo al naufragio, iniciada por el Ministro Helénico de Cultura y Deportes, esperaba descubrir más fragmentos del mecanismo de Anticitera, pero se tuvo que abortar prematuramente la operación debido al mal tiempo.

 

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