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Marco Aurelio, el emperador filósofo

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Al tiempo que luchaba en las campañas de los años 170 y 180, Aurelio escribió sus Meditaciones como fuente para su guía y mejora personal. El emperador había sido sacerdote en los altares de sacrificio romano y era un convencido patriota. Sus notas son representativas de una mente lógica y de un pensamiento filosófico y espiritual acorde con el estoicismo, y en consonancia con los principales estoicos de raíz bética cordobesa: Séneca, Lucano, Helvia, Novato, etc. Sus Meditaciones están consideradas como un monumento literario a un gobierno al servicio del deber. Es una obra que ha sido elogiada por su exquisito acento y dulzura. Como muchos de los emperadores de Roma, Marco Aurelio fue amado por su pueblo. El libro fue publicado por primera vez en el año 1558 en Zúrich, trascrito de un manuscrito que hoy en día se ha perdido. La copia del manuscrito perdido se encuentra en los Museos Vaticanos.

La importancia de la muerte estaba cargada de gran significado en la filosofía estoica, aunque no creía en la vida después de la muerte. En una de sus obras, Marco Aurelio escribe:

«Vivimos por un instante, sólo para caer en el completo olvido y el vacío infinito de tiempo de esta parte de nuestra existencia.» «Piensa en lo que han hecho, tras pasar una vida de implacable enemistad, sospecha, odio… ahora están muertos y reducidos a cenizas».

Según Marco Aurelio todo acaba cayendo en el olvido, incluso las leyendas.

«La vida del hombre es una simple duración, un punto en el tiempo, su contenido una corriente de distancia, la composición del cuerpo propensa a la descomposición, el alma un vórtice, la fortuna incalculable y la fama incierta. Las cosas del cuerpo son como un río y las cosas del alma como un sueño de vapor, la vida es una guerra y la fama después de la muerte, solo olvido.» «Todo lo existente se desintegra y todo lo creado por la naturaleza está destinado a morir.» «La duración de la vida de cada uno es irrelevante, un paso para ver el enorme abismo de tiempo detrás de ti y antes de ti en otro infinito por venir. En esta eternidad de la vida de un bebé de tres días y la vida de un Néstor de tres siglos se funden como uno sólo.» «Los deseos conducen a la permanente preocupación y decepción, ya que todo lo que se desea de este mundo es miserable y corrupto.»

 

Para Marco Aurelio la muerte es deseable, ya que pone fin a todos los deseos.

A pesar de estas reflexiones sobre la vida y la muerte, Marco Aurelio fue un defensor racional de la virtud. Según Jonathan Dollimore, Marco Aurelio tenía una especie de indiferencia hacia las brutalidades en la vida. Como emperador, persiguió a los cristianos y dirigió con frecuencia ejércitos en las campañas militares. Su misma forma de gobernar justifica el hecho de que cuando escribe minusvalore o haga ver la insignificancia de los asuntos mundanos.

Un poco de historia

En el año 136, el emperador Adriano designó como su heredero a Lucio Ceionio Cómodo, conocido comúnmente con el nombre de Lucio Aelio César. Por su parte, Marco Aurelio había atraído la atención de Adriano, que lo apodó cariñosamente verissimus. Este término podría traducirse como honesto. Cuando el joven noble tenía seis años, fue el propio emperador Adriano el que gestionó su ingreso en el ordo equester. Posteriormente, Marco Aurelio fue prometido en matrimonio con la hija de Aelio César, Ceionia Fabia. Sin embargo, tras la muerte de Aelio el compromiso fue anulado y Marco Aurelio se prometió con la hija de Antonino.

Tras la muerte del hijo adoptivo de Adriano, Lucio Aelio César, éste decidió nombrar como heredero del Imperio a Antonino Pío con la condición de que adoptara a Marco Aurelio (entonces llamado Marco Aelio Aurelio Vero) y a Lucio Ceionio Cómodo (el hijo de Lucio Aelio, al que posteriormente se conocería como Lucio Vero) como herederos y que los nombrara como los siguientes en la línea sucesoria.

Antonino cumplió su palabra y tras su adopción formal les designó como sus herederos y sucesores al trono el día 25 de febrero de 138, cuando Marco Aurelio contaba sólo con diecisiete años de edad. A la edad de 40 años, Marco Aurelio ascendió finalmente al trono en conjunto con Lucio Vero que se prolongaría hasta la muerte del segundo. Modernos historiadores han teorizado que los nombramientos de Aelio César y Antonino Pío como césares estaban destinados únicamente a legitimar el ascenso de los jóvenes y precoces Marco Aurelio y Lucio Vero.

Las informaciones acerca de la vida de Marco Aurelio durante el reinado de Antonino Pío han llegado hasta nosotros a través de la correspondencia que mantuvo con uno de los tutores que le había asignado el finado emperador Adriano, Marco Cornelio Frontón, una relevante figura de la cultura de la época. A través de estas cartas, Marco se muestra como un hombre inteligente, centrado y trabajador. Además de su papel informador, a través de su carácter epistolar nos muestran la creciente importancia de la filosofía en la vida del heredero del imperio: Marco Aurelio realizó pequeñas obras en griego y en latín, y llegó a convertirse en un amante de la obra del poeta estoico Epicteto, Diatribai (Discursos). Marco Aurelio empezó también a desempeñar un papel cada vez más importante en la vida pública de Roma, aunque siempre a la sombra de Antonino. La carrera política de Marco Aurelio empezó cuando fue designado por Adriano para el consulado en los años 140, 145 y 161. Marco contaba además con gran influencia en las decisiones que tomaba el emperador. En el año 147 recibió un imperium proconsular, efectivo en las afueras de la capital y tribunicia potestas, el mayor poder que podía recibir alguien que no fuera el propio emperador. En el año 145 se casó con Annia Galeria Faustina, más conocida como Faustina la Menor, hija del emperador Antonino y con ello prima paterna de Marco Aurelio. Tras el matrimonio, Aurelio cambió su nombre por el de Marco Annio Vero.

Cuando Antonino Pío murió el día 7 de marzo de 161, Marco Aurelio aceptó el trono con la condición de que Vero y él fueran nombrados de manera conjunta Augusto. Al ser nombrado emperador cambió de manera definitiva su nombre por el de Marco Aurelio Antonino. A pesar de esta disposición, Vero, menos popular y más joven que Marco Aurelio, aceptó un papel subordinado en el gobierno del Imperio.
La insistencia de Marco Aurelio en que Vero fuera elegido emperador junto a él motivó la lealtad de este hacia el primero durante toda su vida. La sucesión conjunta pudo haber sido debida a que Vero contaba con experiencia y talento militar, algo muy necesario durante el mandato de Marco Aurelio, en el que el Imperio se mantuvo constantemente en guerra con varios pueblos. Urgía una figura autoritaria y valorada entre los soldados, y Marco Aurelio no podía defender los frentes de Partia y Germania al mismo tiempo. A pesar de todo, Marco Aurelio podría haber nombrado a un general para que liderara las legiones en el este, no obstante existía un mal precedente por el cual los generales Julio César y Vespasiano habían derrocado a sus respectivos gobiernos instalándose ellos mismos en una posición de poder incontestable. Marco Aurelio solucionó el problema enviando a Vero a comandar las legiones asentadas en Oriente. Vero constituía una figura lo suficientemente autoritaria como para garantizar la plena lealtad de las tropas, pero no era lo suficientemente poderoso como para poder aspirar a derrocar a Marco Aurelio. La maniobra del emperador salió bien y Vero se mantuvo leal hasta su muerte en una campaña del año 169.

El imperio compartido recuerda ligeramente al sistema electivo empleado en la República Romana, en el que no se permitía a ningún hombre ostentar el poder supremo. El gobierno conjunto fue revivido por el emperador Diocleciano, durante el establecimiento de la Tetrarquía a finales del siglo III.

Al comienzo de su período, Marco Aurelio siguió el camino de sus predecesores emitiendo numerosas reformas de ley en las que limitaba los abusos de la jurisprudencia civil. Promovió sobre todo medidas favorables para los esclavos, las viudas y los menores de edad; reconociendo las relaciones de sangre en lo que respectaba a la sucesión. En derecho civil estableció una división social entre los honestiores y los humiliores («el más distinguido» y «el menos distinguido», respectivamente).

Bajo el imperio de Marco Aurelio la situación de los cristianos se mantuvo igual que en la época de Trajano, eran legalmente más vulnerables que el resto de la plebe, pero las persecuciones se tornaron muy escasas. Cuando en el año 177, probablemente a causa de una revuelta popular, se produjeron matanzas de cristianos en la ciudad francesa de Lyon, el gobernador local le remitió una consulta sobre las medidas que debía tomar al respecto; Marco Aurelio le contestó que debía perdonar solo a aquellos que no renegaran de su fe.

En la provincia de Asia, un revitalizado Imperio Parto renovó el asalto a las posesiones imperiales en el año 161. El conflicto comenzó con la derrota de dos ejércitos romanos y la invasión parta de los territorios de Armenia y Siria. Al tener noticias del inicio de las hostilidades, Marco Aurelio decidió enviar a su colega con órdenes de comandar las legiones estacionadas en el Este y hacer frente al invasor. La guerra finalizó con éxito en el año 166, aunque el mérito de la victoria se debió exclusivamente al buen hacer de los generales subordinados de Vero como Cayo Avidio Casio. Cuando volvió de su campaña, Vero fue recompensado con un triunfo. El desfile de la ciudad fue tremendamente inusual ya que incluyó a los dos emperadores y toda su familia, recordando al de Tito Flavio Sabino Vespasiano cuando volvió de su campaña en Judea. Los dos hijos de Marco Aurelio, Cómodo y Annio Vero fueron elevados a la categoría de César para la ocasión.

La vuelta del ejército de Vero trajo consigo una plaga, conocida como la Plaga Antonina o la Plaga de Galeno, que se extendió por el Imperio romano entre los años 165 y 180. La enfermedad se tornó en una incontrolable pandemia variedad de la viruela o el sarampión y dañó de manera irreversible las vidas de los dos emperadores de la época. Lucio Vero perdió la vida en el año 169 a causa de esta plaga y Marco Aurelio vio dañada su reputación ya que se dio el nombre de su familia (Antonina) a la plaga. Según el historiador Dión Casio la enfermedad regresó nueve años después causando 2.000 muertes diarias en Roma. Se estima que perecieron millones de personas durante esta época.  

Desde la década de 160, los pueblos germánicos y otras tribus nómadas lanzaron incursiones a lo largo de la frontera norte del Imperio, con ataques sobre todo en la Galia y a lo largo de los territorios del Danubio. Este nuevo ímpetu hacia el Oeste de estos pueblos se debió probablemente a los ataques de las tribus del lejano este. Una primera invasión de los chatti en la provincia de Germania Superior fue rechazada sin problemas en el año 162. Más peligrosa fue otra invasión iniciada en el año 166, cuando los marcomanos procedentes de Bohemia, que habían sido clientes del Imperio desde el año 19, cruzaron el Danubio en compañía de los lombardos y otros pueblos germanos. Al mismo tiempo los sármatas, pueblo de origen iranio, atacaron el territorio comprendido entre los ríos Danubio y Theiss.

Dada la peligrosa situación en el Este, Marco Aurelio y Vero solamente pudieron enviar una única expedición de castigo en el año 167, liderada por ellos dos. Tras la muerte de Vero en el año 169, Marco Aurelio dirigió personalmente las fuerzas contra los germanos, permaneciendo en este puesto gran parte de su vida. Los romanos sufrieron al menos dos derrotas a manos de los cuados y los marcomanos, que habían cruzado los Alpes amenazando Opitergium (Oderzo) y sitiando Aquilea, la ciudad más importante del noreste de Italia. Al mismo tiempo, la tribu de los costobocos emigró de sus asentamientos ubicados en los Montes Cárpatos e invadieron Moesia, Macedonia y Grecia. Tras una prolongada y cruenta guerra, Marco Aurelio logró hacer retroceder a los invasores. Muchos de estos pueblos germánicos se asentaron tras su derrota en los territorios de Dacia, Panonia, Germania y la misma Italia. Esta situación no sentaba un precedente ya que en anteriores ocasiones migraciones de pueblos bárbaros habían arrebatado control de territorios al Imperio. Sin embargo, el gran número de los nuevos habitantes obligó a Marco Aurelio a establecer dos nuevas provincias en la orilla oeste del Danubio, Sarmatia y Marcomania, que incluyen lo que hoy en día son Bohemia y Hungría.

Tras la victoria sobre los germanos, el emperador pudo concentrar sus esfuerzos en aplastar una revuelta en el Este liderada por el general Avidio Casio (año 175). El general rebelde había sido engañado con falsas informaciones de que el emperador Marco Aurelio había muerto tras una larga enfermedad. Todas las provincias orientales, excepto Capadocia y Bitinia, se posicionaron del lado de los rebeldes. Sin embargo, cuando llegaron noticias de que Marco Aurelio estaba vivo la suerte de Casio cambió y fue rápidamente ejecutado por sus propias tropas tras haber permanecido sólo 100 días en el poder.

Con el fin de restablecer la maltrecha fama del Imperio en las provincias orientales, Marco Aurelio realizó una gira por el Este junto a su mujer Faustina. Visitó Atenas, declarándose ante los habitantes de la ciudad como un protector de la filosofía. Tras su triunfo en Roma, marchó al año siguiente hacia la frontera del Danubio, donde logró una decisiva victoria contra los germanos. Tras su victoria, la anexión de los territorios de Bohemia parecía inminente; sin embargo, los preparativos de la invasión final se vieron detenidos cuando Marco Aurelio volvió a caer enfermo de viruela en el año 180.

Marco Aurelio murió el 17 de marzo de 180 en la ciudad de Vindobona (moderna Viena), en compañía de su hijo y sucesor Cómodo. Tras su muerte fue deificado y sus cenizas se transportaron a Roma, donde permanecieron en el Mausoleo de Adriano (moderno Castillo Sant’Angelo) hasta el saqueo visigodo de la ciudad en el año 410. Se construyó además una columna conmemorando sus victorias contra los sármatas y los germanos.

A su muerte, Marco Aurelio fue capaz de asegurar la sucesión de su hijo Cómodo, al que nombró César en el año 166 y con el que compartió el gobierno del Imperio desde el año 177. Sin embargo, al final esta decisión se tornaría muy poco afortunada. Este nombramiento, que puso fin a una serie de «emperadores adoptivos», fue criticado posteriormente por una serie de historiadores, debido sobre todo a que Cómodo se convirtió en un líder político y militar paranoico, tremendamente egoísta y afectado por problemas neuróticos. Por esta razón, la muerte de Marco Aurelio ha sido considerada como el fin de la época de mayor prosperidad del Imperio, conocida como Pax Romana. Es posible que la elección de Cómodo se debiera a la ausencia de otros candidatos o al miedo de que una sucesión incierta diera pie al inicio de una guerra civil.

 

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