1En 1982, durante unas excavaciones en Coppergate, York —muy cerca de lo que hoy es el centro histórico Jorvik Viking Centre— se produjo un hallazgo excepcional: un yelmo militar anglosajón en un notable estado de conservación. A pesar de que sufrió daños al ser desenterrado mediante técnicas mecánicas, su integridad estructural ha permitido un estudio detallado de sus características y contexto. Actualmente, esta pieza singular se encuentra expuesta en el Museo de Yorkshire.
El yelmo de Coppergate, datado hacia el siglo VIII, pertenece a la Alta Edad Media y constituye uno de los escasos ejemplares completos conocidos de su tipo. A la fecha, sólo se han documentado cuatro yelmos anglosajones similares, además de fragmentos de un quinto, hallados en el célebre tesoro de Staffordshire. Estas piezas son valiosísimos testigos del armamento de élite entre los pueblos germánicos occidentales establecidos en las islas británicas durante ese periodo.
Características estructurales y artísticas
La bóveda craneal del yelmo está compuesta por varias placas de hierro forjado, remachadas entre sí para formar una cúpula redondeada. En los laterales se articulan mediante bisagras dos protectores de mejillas, y en la parte posterior se añade un almófar —o faldón— también metálico, destinado a proteger la nuca del portador. Uno de los elementos más llamativos del conjunto es la gran protección nasal, inusualmente prominente respecto a otros cascos contemporáneos, lo cual refuerza su carácter ceremonial o simbólico además del defensivo.
A diferencia de la mayoría de las cotas y elementos de malla de la época, que empleaban anillas remachadas, el yelmo de Coppergate presenta una malla de forja soldada, lo cual evidencia un grado elevado de sofisticación técnica. Los acabados de la pieza denotan, asimismo, un alto valor simbólico y estético: está ricamente adornado con apliques de latón, una aleación que en este caso contiene aproximadamente un 85 % de cobre, según los análisis metalúrgicos realizados.
Desde una vista cenital, se aprecia una doble cresta de bronce que forma una cruz: una atraviesa longitudinalmente el casco desde la frente hasta la nuca, y la otra lo cruza transversalmente de lado a lado. Esta cruz no es meramente decorativa, sino que puede tener connotaciones espirituales o incluso mágicas, como parte de una mentalidad sacralizada del combate en la Edad Media.
Inscripción y simbolismo
Una inscripción en latín, grabada sobre las crestas, ofrece una valiosa clave sobre el significado religioso del yelmo:
«In nomine Domini nostri Iesu Christi, Spiritus Sancti et Dei; et omne quod dicimus, Amen / Oshere / Christus.»
(«En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, del Espíritu Santo y de Dios; y todo lo que decimos, amén / Oshere / Cristo.»)
El nombre «Oshere» podría corresponder al propietario del casco o al artesano que lo forjó, aunque su interpretación exacta continúa siendo objeto de estudio. En cualquier caso, la presencia de esta inscripción remite a una cosmovisión profundamente cristiana, incluso en el ámbito militar, donde los objetos de guerra eran también expresiones de fe.
Comparativas y contexto histórico
Desde el punto de vista técnico y formal, el yelmo de Coppergate guarda gran similitud con otro casco anglosajón hallado en Wollaston, así como con las representaciones esculpidas en las piedras pictas de Aberlemno, en Escocia. Estas últimas muestran a guerreros de Northumbria ataviados con cascos de forma semejante, en lo que algunos historiadores han identificado como la iconografía de la batalla de Dun Nechtain (685 d.C.), un importante enfrentamiento entre los pictos y los anglos del reino de Northumbria.
Así, el yelmo de Coppergate no sólo es una pieza de excepcional valor arqueológico, sino también un puente tangible hacia una época convulsa y fascinante, en la que la guerra, la religión y la artesanía se entrelazaban para forjar la identidad de los pueblos que habrían de dar forma a la historia medieval británica.