El Urushdaur, la más terrible posesión o la capacidad de arrojar el Alma del cuerpo de alguien para instalarse en su lugar, se cuenta entre estos poderes otorgados por los Dioses Sumerios Antiguos.
Los Anunnaki, Dioses Sumerios, eran crueles y celosos: protegían a quienes les rendían culto público y privado, y perseguían a quienes no lo hacían o adoraban a otro Dios. Algunos de estos Dioses otorgaban a sus seguidores fuertes poderes mágicos, como una recompensa a su lealtad. El Urushdaur o capacidad de arrojar el Alma del cuerpo de alguien para instalarse en su lugar, se cuenta entre estos poderes otorgados por los Dioses Antiguos.
La Ciudad de Eridu
Eridu fue una antigua ciudad del sur de Mesopotamia, a 24 kilómetros al sur de Ur, en el actual yacimiento arqueológico de Tell Abu Shahrein. En su fundación, posiblemente se encontrase a poca distancia del golfo Pérsico; sin embargo, actualmente, debido a los sedimentos transportados por los ríos Tigris y Éufrates, la línea de costa se encuentra a varios kilómetros al sur.
Lo más probable es que en época sumeria la ciudad estuviera unida al estuario por medio de canales y según las epopeyas babilónicas, habría sido la primera ciudad creada en el mundo:
No había crecido una caña
no había sido creado un árbol
no había sido hecha una casa
no había sido hecha una ciudad
y las tierras eran mar
cuando Eridu fue creada.Mesopotamia y el Antiguo Oriente Medio (1992)
Eridu fue la ciudad más meridional del conglomerado de Mesopotamia e importante centro de culto al dios del agua, Enki.
En julio de 2016, la Unesco, eligió el sitio arqueológico del tell Eridu como Patrimonio Mixto de la Humanidad, como «parte de los vestigios arqueológicos de asentamientos sumerios en la Baja Mesopotamia, que florecieron entre el tercer y cuarto milenios a.C. en el delta pantanoso formado por los ríos Éufrates y Tigris.
El Ritual Urushdaur
El Rito del Urushdaur (palabra que significa «Arrojar el Alma por medio de la Sangre»), nos ha llegado en parte gracias a unas esferas de terracota extraídas del yacimiento de Eridu, en la actual Irak, que lo relatan con todo lujo de detalles. No obstante, tales esferas no están al alcance del gran público, por obvias razones de seguridad.
Dichas esferas no han podido ser adecuadamente datadas mediante el procedimiento del Carbono-14, pero serían anteriores a la Gran Inundación que nosotros conocemos como el Diluvio Universal. En España, existe al menos una copia de las mismas en una colección privada de Valencia.
Los sumerios no apreciaban demasiado la vanidad, así que su uso para cambiar un cuerpo feo por otro hermoso fue relativamente raro, aunque las necesidades políticas o las sustanciosas ofertas económicas, podía decidirse a utilizarlo por esta razón. A la princesa Narfater, por ejemplo, le cambiaron de niña el deforme cuerpo con el que había nacido por el de otra niña, mucho más guapa, que fue robada a sus padres. A cambio, los Sacerdotes y Sacerdotisas que lo hicieron, recibieron suficiente dinero como para construir un nuevo templo, y la garantía de desempeñar un papel político vital en el Reino.
En la mayoría de casos, el Urushdaur se aplicaba para alcanzar tres objetivos básicos:
- El primero, lógicamente, era el de curar enfermedades físicas, usurpando el cuerpo de una persona sana. Sin embargo, y dado que el Urushdaur es tanto más ineficaz cuanto mayor es la edad de aspirante y donante, es difícil que fuese usado por ancianos egoístas para cambiar vejez por juventud; pero es posible que se usara para cambiarle el cuerpo a un niño o joven enfermo por otro sano.
- El segundo objetivo era el de «dar la vuelta» a un enemigo capturado: el sueño de cualquier jefe de espías es introducir a un agente en el cuerpo de un hombre de toda confianza del enemigo.
- Y el tercero era el de usurpar el poder, introduciendo al aspirante ilegítimo en el cuerpo del Príncipe o Rey legítimo. De ahí vienen leyendas como la de Excálibur, donde el aspirante debe realizar alguna prueba con éxito, que sólo alguien con la mente y el Espíritu del legítimo gobernante puede realizar.
No todo el mundo podía beneficiarse del Urushdaur. Tras pagar lo que le fuese requerido, el aspirante entraba como esclavo al servicio del Templo durante un período no inferior a 6 meses, durante los cuales era sometido a severas pruebas para determinar si gozaba de un «Espíritu Transportable», además de prestar durísimos servicios, que incluían la Prostitución Sagrada.
En caso de que el aspirante fuese considerado apto, durante el año siguiente sufría la denominada «inmersión», donde debía someterse a un durísimo tratamiento preparatorio de entre uno y cuatro años de duración, cuyo objeto principal es separar el Alma del cuerpo del aspirante y prepararla para su inserción en otro cuerpo. Este tratamiento incluye complejas técnicas corporales y mentales, la absoluta obediencia y entrega al dios encarnado en el Mago, y el ofrecimiento de dos sacrificios humanos, además de una serie de sacrificios económicos.
La víctima, entonces, debía ser secuestrada o atraída con engaños para que fuese al lugar específico donde el rito final tendría lugar. En condiciones ideales, este involuntario donante debía ser lo más joven posible, pero no tanto como para no poder soportar el proceso.
Los sumerios creían que en los primeros años de vida, el Espíritu aún no se ha «fijado» completamente al cuerpo y, por tanto, es más fácil separarlo. En todo caso, el Urushdaur no funcionaba en absoluto cuando el donante tenía más de 21 años, si era mujer, o más de 14, si era varón. En el extremo contrario, si la víctima era demasiado joven, moriría al sufrir los maltratos brutales, auténticas torturas de semanas de duración, necesarias para separar su Alma de su cuerpo físico. Así pues, la mayoría de estos desdichados donantes, eran niños y niñas entre los 8 y los 14 años.
Estos tormentos podían durar entre un mes y cuatro, dependiendo de la resistencia del donante a separarse de su cuerpo. Finalmente, se practicaba un prolongado ritual donde el Alma de la víctima era extraída y guardada en un recipiente, cediendo así su cuerpo al aspirante, que fallecía en el proceso. El cuerpo del aspirante era enterrado en secreto y de modo anónimo, como «No-Portador-de-Alma»; el Alma del donante debía conservarse en lugar secreto, pues si el recipiente se rompía, su Alma quedaría liberada, y volvería en forma de fantasma a reclamar su cuerpo.
Aunque no siempre salía bien la cosa. Una de las Tablillas nos revela que el Urushdaur tenía éxito «en 40 de cada 60 niños pequeños, en 30 de cada 60 niños mayores, en 25 de cada 60 adolescentes, en 12 de cada 60 jóvenes, en 3 de cada 60 personas maduras, y en 1 de cada 60 ancianos», sin dejar de lamentar que «20 de cada 60 donantes mueran debido a la dureza de las ceremonias preparatorias». Estas diferencias por edades obedecen al grado de fijación del Alma al cuerpo que, también en el aspirante, es mayor mientras más viejo se es.
¿Y si se fracasa? Pues existían dos opciones: vuelta a empezar, o convertirse en Sacerdote o Sacerdotisa de por vida, pues los secretos del Urushdaur no podían quedar por ahí en manos de alguien fracasado y resentido.