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Nostradamus; profecías y el libro perdido de Samarech 

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Muy pocos están en el secreto del libro perdido de Samarech.

En 1555, un año antes de morir Michel de Nôtre-Dame, confirmó a su amigo el médico Giulio Cesare, que en 1531, en Aix-en-Provence por medio de un alquimista hebreo amigo del ilustre médico, Michel obtuvo una copia de un texto muy antiguo que el vidente identificó como Los Designios de ME o los Mandatos del destino, presentando una serie de mandatos u ordenes con un origen muy antiguo que que Michel interpretó como profecías y que según dicha confesión, posteriormente incluyó en sus profecías.
Evidentemente estos textos no estaban escritos en francés, que era la lengua materna del vidente y sin ninguna duda eran una copia de una copia, tal vez, estaban escritos en griego clásico u otra lengua muerta, probablemente alguna forma de hebreo dialectal.
El comentario llegó de forma indirecta, a través, de una correspondencia encontrada por Yoseph Ab-Hisda profesor de la Sorbona, entre fray Matteo Bandello y Giulio Cesare. Existiendo una única copia perdida de dicho documento, que fue sustraída del despacho de Ab-Hisda en noviembre de 1985. Por tanto, los retazos que quedaron de estas profecías se limitan al recuerdo que Ab-Hisda tenía de los textos con los que había estado trabajando y sus notas que no desaparecieron, durante el robo en su despacho en los ochenta.
Aunque Yoseph Ab-Hisda, murió en 1994 en extrañas circunstancias, cuando realizaba una investigación en la localidad francesa de Agen, buscando una misteriosa talla de una Virgen, relacionada con la figura de Michel de Nôtre-Dame, sus notas y escritos, fueron rescatados por su hija Juliette y entregados a algunos investigadores belgas y franceses.
El primer mandato de los Designios de Me, haría referencia a una casta que el texto llamaba Hijos de la Estrellas o descendientes de estos, que habrían sido los gobernantes de los pueblos de antaño, durante miles de años, desde que la humanidad viviera su quinto renacer. Esto es interesante, dado que esté quinto renacer  habría sido consecuencia de la ayuda de estos hijos de las estrellas (aunque algunos autores se inclinan a afirmar que la traducción correcta sería emergidos de las aguas), confundiéndose el termino cielo y aguas profundas.
En cualquier caso se trataría de unos maestros, que alcanzaron las orillas de los primeros núcleos civilizadores de la tierra, tras una involución de la civilización como consecuencia de un gran cataclismo o guerra total, algo que habría ocurrido en otras cuatro ocasiones anteriores y con las mismas consecuencias finales. El fin de la civilización y el retorno a la barbarie de la especie humana. Serian estos seres llamados oannes los encargados de hacer renacer la civilización, dándoles conocimiento, leyes y un nuevo ordenamiento.
Pues bien, la primera de las citas del libro Samarech, habría referencia expresa a esta situación y al aviso de la proximidad, siglos después de la muerte del propio Nostradamus, de la repetición de este ciclo de muerte y renacimiento, como consecuencia del incremento desproporcionado de la población, la degeneración social, y el avance de la tecnología que permitiría a nuestra raza alocada, rivalizar con estos maestros originales y descubrirlos, para arrebatarles su sitio. Algo que se produciría, no de la noche a la mañana, sino tras una larga sucesión de acontecimientos previos, que prepararían el mundo para sus planes. Ahí es donde Samarech comienza a dar trazas de su plan y de una larga sucesión de avisos.

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